Saló o los 120 días de Sodoma

En ocasiones vemos cómo son llevadas a la gran pantalla muchas inmoralidades y perversidades que aparentemente deberían ser apartadas del arte. Sin embargo, entender la lujuria como un elemento omitido en el cine, puede llegar a ser una manera de abandonar la representación estética de las verdaderas pulsiones humanas por la corrupción de sus semejantes. No hablamos, entonces, de vanagloriar estas acciones infames, que a lo largo de la historia han acontecido, sino de simbolizar la condición congénita de los seres humanos por su inclinación al deseo de dañar y maltratar a otros.