Jóvenes franceses y arhuacos se conocieron en el marco de una clase de español de conversación y escritura

Johana, Diomedes y Eliécer son de la comunidad arhuaca del norte de Colombia. Benoit, Carmen y Laetitia por su parte, son franceses. Todos, estudiantes del Externado con algo en común: no solo tuvieron que adaptarse a un nuevo idioma, sino que tuvieron que aprender a arreglárselas en la selva de cemento que es Bogotá.

Durante la clase de español de conversación y escritura, los estudiantes de intercambio tuvieron la oportunidad de encontrarse con varios estudiantes arhuacos y compartir lo que para ellos ha sido esta experiencia de estudiar en Bogotá en nuestra Universidad.

Todo es nuevo para todos. Los horarios, las clases, el transporte, las relaciones sociales, la contaminación, en fin, el diario vivir en una ciudad tan caótica como su clima. Durante una charla en las instalaciones del CEPEX, los estudiantes compartieron frutas, empanadas y pasabocas mientras charlaron de sus impresiones al vivir una experiencia tan lejos de sus lugares de origen.

El intercambio fue tan interesante para ambas partes, que los estudiantes de intercambio se animaron a compartir una de las recetas que más caracterizan a los franceses: sus crepes. Fue así como una mañana de sábado, luego de una larga semana de clases, los estudiantes se reunieron de nuevo para compartir no solo la preparación de una receta de su comida típica sino también su música para intercambiar experiencias de vida desde rincones del mundo tan distintos.

Fue un intercambio muy interesante para todos. Los estudiantes indígenas indagaron por los habitantes nativos de los territorios de los que provienen los franceses y ellos a su vez les preguntaron sobre sus trajes tradicionales e incluso, sobre la concepción de la muerte según los ritos indígenas.

Las sorpresas fueron muchas y los aprendizajes incontables. Esta enriquecedora experiencia nos permitió incluir el componente intercultural en nuestras clases de español, permitiendo a los estudiantes de intercambio mejorar su competencia comunicativa conociendo más de las diversas y particulares culturas de Colombia que, como sabemos, bien se integran en los pasillos y salones de nuestra alma máter.

Por: Johana López

Jóvenes franceses y arhuacos se conocieron en el marco de una clase de español de conversación y escritura

Johana, Diomedes y Eliécer son de la comunidad arhuaca del norte de Colombia. Benoit, Carmen y Laetitia por su parte, son franceses. Todos, estudiantes del Externado con algo en común: no solo tuvieron que adaptarse a un nuevo idioma, sino que tuvieron que aprender a arreglárselas en la selva de cemento que es Bogotá.

Durante la clase de español de conversación y escritura, los estudiantes de intercambio tuvieron la oportunidad de encontrarse con varios estudiantes arhuacos y compartir lo que para ellos ha sido esta experiencia de estudiar en Bogotá en nuestra Universidad.

Todo es nuevo para todos. Los horarios, las clases, el transporte, las relaciones sociales, la contaminación, en fin, el diario vivir en una ciudad tan caótica como su clima. Durante una charla en las instalaciones del CEPEX, los estudiantes compartieron frutas, empanadas y pasabocas mientras charlaron de sus impresiones al vivir una experiencia tan lejos de sus lugares de origen.

El intercambio fue tan interesante para ambas partes, que los estudiantes de intercambio se animaron a compartir una de las recetas que más caracterizan a los franceses: sus crepes. Fue así como una mañana de sábado, luego de una larga semana de clases, los estudiantes se reunieron de nuevo para compartir no solo la preparación de una receta de su comida típica sino también su música para intercambiar experiencias de vida desde rincones del mundo tan distintos.

Fue un intercambio muy interesante para todos. Los estudiantes indígenas indagaron por los habitantes nativos de los territorios de los que provienen los franceses y ellos a su vez les preguntaron sobre sus trajes tradicionales e incluso, sobre la concepción de la muerte según los ritos indígenas.

Las sorpresas fueron muchas y los aprendizajes incontables. Esta enriquecedora experiencia nos permitió incluir el componente intercultural en nuestras clases de español, permitiendo a los estudiantes de intercambio mejorar su competencia comunicativa conociendo más de las diversas y particulares culturas de Colombia que, como sabemos, bien se integran en los pasillos y salones de nuestra alma máter.

Por: Johana López