El diálogo como herramienta contra la corrupción y el clientelismo

Durante dos días, en el congreso “Diálogo democrático”, funcionarios públicos, académicos y representantes de organizaciones sociales hablaron del papel de la ciudadanía en la política.

Se discutió sobre cómo rescatar la política para el interés general y cómo romper la relación perversa entre electores y elegidos, marcada por el intercambio de favores; sobre cómo difundir una cultura de la participación ciudadana que privilegie el bien común, que respete el valor de lo público, en un marco donde la gente no esté dispuesta dejarse comprar por un tamal, y donde los políticos ofrezcan más que mercados y tejas.

De manera especial, en el panel “Corrupción: sistema político y clientelismo”, panelistas y asistentes discutieron sobre estas problemáticas que hoy son parte de la realidad política colombiana.

Es común escuchar y leer diariamente en las noticias sobre casos de corrupción en municipios, grandes ciudades y en todo el país, que ‘enlodan’ a reconocidos políticos. Ante este escenario y con la participación de Angélica Lozano, Representante a la Cámara, Andrés Hernández, co-director de Transparencia Colombia y Gloria Isabel Ocampo, docente de la Universidad EAFIT, se analizó el uso de dineros públicos en intereses individuales.

Intervinieron, además, el Rector del Externado de Colombia, Juan Carlos Henao, el Embajador de Francia en Colombia, Jean-Marc Laforêt y funcionarios públicos, académicos, representantes de organizaciones sociales, empresarios y artistas, tanto de Colombia como de Francia.

El encuentro fue convocado por Transparencia Colombia y el Observatorio Político de América Latina y Caribe (OPALC), se realizó en el marco de la Semana Colombia Francia.

Los panelistas analizaron el fenómeno del clientelismo, mucho más visible en época de elecciones. Los candidatos que buscan ocupar un cargo público aseguran el voto entregando desde mercados, puestos de trabajo, citas médicas hasta sillas plásticas y tamales.

“En varias regiones de Colombia ningún votante lo hace por convicción o porque quiere un cambio, todos están buscando que se les de algo. Así funciona la política ahora”, apuntó Gloria Ocampo, docente de la Universidad EAFIT.

Y es que, aunque no son todos los políticos, la gran mayoría, tras ganar el puesto al que aspiraban buscan “devolver el favor” no al votante, cumpliendo sus promesas, sino a quien le financió la campaña e hizo posible la entrega de todos esos “regalitos” que se le hacen a la ciudadanía.

“Si no se logra quebrar la corrupción en la salud, vivienda y educación se seguirá presentando el clientelismo. La gente a veces ni se entera de las propuestas de los candidatos, solo les interesa la tajada que puedan conseguir”, dice Andrés Hernández de Transparencia Colombia.

Ante este difícil panorama, en el congreso “Diálogo democrático” se debatió sobre las posibles soluciones para dejar atrás las prácticas del clientelismo y para que la ciudadanía asuma su rol siendo parte de las decisiones del gobierno. Y, aunque se supone que con los mecanismos de participación el pueblo elije a sus gobernantes, esto se ha transformado en una mera formalidad que deja más preguntas que respuestas, cuando se posesiona cualquier presidente o alcalde.

Según varios de los asistentes al encuentro, en Colombia la participación se limita a la votación cada cuatro años. “No hay un ejercicio que vaya más allá, no hay deliberación, no hay agenda con la ciudadanía”, agregó Nicolás Díaz, Director de SEAMOS.

Para contrarrestar esto es fundamental poner en marcha una transformación social en la que se involucre tanto un diálogo social como uno democrático que desemboquen en la participación ciudadana.

“Compartir propósitos y aspiraciones, crear una atmosfera de respeto, llegar a un entendimiento mutuo donde se comprenda al otro; ayuda al diálogo y a resolver situaciones críticas para construir una visión compartida”, señaló Fabio Velázquez, Director del Foro Nacional por Colombia.

La democracia se está transformando y la participación es vital para este cometido. Más allá de lo establecido por la ley, se necesita que estas mesas de diálogo y reuniones con diferentes actores de la sociedad no se queden solo en la mesa, sino que trasciendan a las decisiones gubernamentales, que sean vinculantes y lleguen a tener incidencia en los diferentes procesos del país.

Con este y otros temas como el de la reconfiguración del sector privado en los procesos de desarrollo territorial y la Responsabilidad Social Empresarial, el encuentro de dos días, 29 y 30 de marzo, se dividió en cuatro jornadas. La premisa del Congreso era la de entender qué viene y cómo afrontar la coyuntura actual, en la que el Estado ya no es el único garante del desarrollo de la sociedad, pues los ciudadanos, y en ciertos casos, el sector privado, intervienen cada vez más en la vida pública y tratan de influir en la elaboración y ejecución de políticas.

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